RT AQUI PARA EL CAPITULO POR FAVOR, ES PARA SABER YO QUIEN LEE LA NOVELA Y SI MERECE LA PENA SEGUIRLA, CADA CAPITULO ES UN RT DISTINTO:
*Recapitulando*
-No
sabes nada.-Escupe.- ¡Tú no sabes nada! ¡Te crees la más lista y todos nos reímos
de tu ignorancia!
-Cuando
Justin se entere de esto prepárate.-Le amenazo.
-¿Ah
sí?-Eleva una ceja.- ¿Estás segura de ello?
Ocultando
mi aspecto de duda, asiento con la cabeza apretando los puños. Sus ojos negros
y amplios me dan indicios de que en cualquier momento Melanie va a saltar sobre
mí y clavarme algo en el pecho. Contengo el aliento.
-Si.-Afirmo.-Te
odiará por hacerle esto.
-¿Crees
que llegarás a tiempo para decírselo?-Ríe malévolamente.- ¿Y si mueres antes de
poder contarle todo esto? ¿Y si muere él? Está solo en el hospital te lo
recuerdo.
Capítulo 43. -
{Let me love you}
Una enorme llama
de ira sube por todo mi cuerpo aunque también miedo, pero lo único que quiere
es eso, enfurecerme mientras ella simplemente se divierte con todo esto. Sé que
está mintiendo, Justin está bien en el hospital al cuidado de los médicos.
-¿Por qué haces esto?-Le
reprocho.
-Dinero.-Eleva sus
hombros, mordiéndose una uña.
-¡Justin te dará
el que necesites!-Exclamo alzando los brazos desesperada.- ¡Sólo pídeselo!
¡Sabes que él no dudará en dártelo Melanie!
-¡No puedo!-Grita
estirando de varios mechones de su anaranjado pelo.-No lo entenderías, necesito
hacer esto ¿vale? me da igual que me odies o me odie Justin o medio jodido
mundo.
-¡Sabes que él
puede morir, joder!-Exclamo desesperada por hacerle entrar en razón de alguna
forma posible.
Pero eso parece no
importarle lo más mínimo, su cara no cambia de expresión e incluso eso parece
divertirle pues comienza a reírse como si de un chiste se tratase. Trago saliva.
No puedo perder los nervios.
-¿Crees que eso me
importa lo más mínimo?-Escupe.-Además, así podrá reunirse con Sandy, que por
cierto mi querido compañero Andrew mató.
Y después de eso
quiero comenzar a gritarle pero a lo único que mi cuerpo responde es a apretar
los puños fuertemente y en menos de dos segundos darle en la mandíbula a
Melanie un buen golpe que le parte el labio inferior. Ella al ver lo que le he
provocado se lanza hacia mí tirándome al suelo con el fuego en el cuerpo.
-No deberías haber
eso hecho.-Grita golpeándome en la nariz.
Grito. Como no veo
pues el pelo y sus manos en mi cara impiden mi visión, muevo mis manos hacia
todos los lados hasta que encuentro la cinturilla del pantalón de Melanie que
me sirve para agarrarla y con toda la fuerza posible quitarla de mí, que no es
trabajo fácil, la chica pesa lo suyo y pone resistencia. Enseguida varias
personas acuden a la habitación al oír el jaleo y separarnos, pero no hay
manera. Ella enganchada a mi pelo y yo a su camiseta algo rota. Dos hombres
consiguen separarnos completamente colocándose entre nosotras dos.
-¡Te odio!-Grito
clavando mis uñas en un chico que me sujeta.- ¡Ojala te mueras! ¡Te odio!
¿Cómo puedes ser así?
-Me odiarás más
cuando te enteres de todo lo que ni aun has descubierto, estúpida.-Avisa
arreglando su despeinado y rojizo pelo.- ¡Ni si te ocurra contarle nada a él o
juro que os mataré, lo juro.
Y con eso, el
hombre que sujeta por la cintura a Melanie la saca de la habitación en el aire
con ella pataleando mientras que a mí el otro chico me sitúa en el sofá de la habitación,
tendiéndome un vaso de agua tranquilizándome.
-¿Que ha
sucedido?-Pregunta sentándose a mi lado.
Niego con la
cabeza aferrándome al vaso, el sol está saliendo por el este y no he dormido
absolutamente nada pero mis ojos están completamente abiertos de par en par.
-Puedes
marcharte.-Le ordeno al chico sin ni siquiera mirarle.-Gracias.
-Estoy en la
habitación de al lado, cualquier cosa puedes decirme.
Asiento levemente
con la cabeza, al menos sé que si tengo intenciones de matar a Melanie, él me pararía
los pies y eso, era realmente bueno si no quería acabar en la cárcel. Cuando el
muchacho se despide de mí con un beso en la mejilla, más tranquila decido
meterme en la cama con la manta cubriéndome hasta el cuello y aunque en varias
horas me tendría que levantar para ir de nuevo a visitar a Justin, me quedo
dormida.
Pasan un par de días. Todo va cada segundo que pasa a peor, lo único bueno era que Justin salía del hospital por fin con un par de días de reposo que por supuesto se iba a saltar para poder seguir con los conciertos. Era demasiado cabezota como para que alguien le dejara entrar en razón. A excepción de eso, todo era tremendamente horrible. Scooter se había marchado, Kian había dejado a mi amiga Débora, con lo cual ella estaba totalmente deprimida pasando el tiempo encerrada en la habitación del hotel con Ryan, alguien me había robado la cámara donde tenía videos y fotos importantes de Justin, mi abuelo hacia caído enfermo y alguien, que intuía que podría ser Melanie, no paraba de enviarme mensajes amenazantes en el móvil. Cuando estaciono frente al hospital, Justin ya está saliendo por la puerta escoltado por varios policías con la cabeza gacha tapado por una sudadera; pero una vez que está dentro del coche a mi lado descubre su cara mostrándome una sonrisa y se inclina para besarme.
-Hola.-Le sonrío.-Ponte
el cinturón, vamos al hotel.
-Odio el
hospital.-Murmura obedeciendo mis órdenes.-¿Algo interesante?
-No.-Respondo encendiendo
el coche.-Te he echado de menos.
-Y yo a ti.-Me
contesta.-Lo siento muchísimo nena.
-No importa, ya
está.
Lo corto, porque
prefiero olvidar lo sucedido en la fiesta antes de que entremos en una discusión.
Ahora sólo tiene que guardar reposo que por supuesto se lo saltará. Suspiro,
hay un silencio incómodo.
-¿Harás el
concierto hoy?-Pregunto aferrándome al volante.
-Si.-Asiente
decidido.-Pero tranquila, sé que no debo forzarme mucho.
Le digo un
"está bien" y luego, estaciono en la parte trasera del hotel.
Nos paramos a responder varias
preguntas de los paparazzis sobre el estado de salud actual de Justin y luego
entramos a nuestra habitación. Mi móvil vibra y de nuevo es un mensaje de número
oculto, entrecierro los ojos mientras lo abro para leerlo. De nuevo otra
amenaza. Entrecierro los ojos guardando de nuevo mi teléfono. Justin y yo nos
despojamos de nuestras prendas quedándome en una fina camiseta de tirantes
negra y él en sólo los pantalones vaqueros; vamos hacia la cocina para comer
algo.
-Estás rara.-Comenta mi novio
agarrando un paquete de galletas.
-Estoy normal Just.-Le digo ladeando
la cabeza.-Cansada, nada más.
Asiente sin querer indagar más en
el tema y comienza a masticar varias galletas lentamente mientras yo le miro
sentada en la mesa balanceando los pies.
-¿Quieres?-Pregunta ofreciéndome
una. Niego con la cabeza, estos últimos días no había comido mucho y de seguro
un kilo o dos había perdido, pero no tenía ánimos para comer, no me apetecía en
absoluto a pesar de que mi barriga estaba gruñendo. Suspiro dejando caer la
cabeza hacia abajo.
-Sé qué te pasa algo nena.-Habla
Justin.-Dímelo.
No respondo y espera varios
minutos, al ver que sigo callada se levanta de la silla y viene hacia mí,
abriendo mis piernas para colocarse entre ellas y poder estar más cerca de mí.
Sujeta mis dos manos dándoles un apretón y lo miro a los ojos, que tienen un
brillo especial.
-Cuéntamelo, venga.-Pide
suavemente, inclinándose para besar mi hombro al descubierto. Luego va por mi clavícula
despacio hasta mi cuello, donde su respiración irregular me hace cosquillas y
comienzo a reír, doblando el cuello de una forma extraña.
-Justin me haces cosquillas.-Le
digo riendo.-Apártate.
-hum.-Respira de nuevo divertido.-Cuéntamelo.
-No es nada, de verdad.
Pero eso para él es mentira, así
que comienza a mover sus manos por mi barriga haciéndome retorcer de la risa y
luego recuerdo que tiene una enorme herida en el costado e intento pararle para
que se esté quieto, agarrando sus brazos. Cuando por fin lo logro y estamos a
algo de distancia, me lanzo a sus labios para besarlos unos instantes. Pero
esos instantes se alargan por parte de Justin, que me atrae por la cintura
hacia él. Pongo mis brazos envolviendo su cuello y dios, no quiero despegarme
de él.
-Te he echado de menos.-Murmura
tirando de mi labio.
Asiento con la cabeza dándole a
entender que yo también y Justin vuelve a capturar como un loco desesperado mis
labios, haciendo juntar nuestras lenguas. Cuando el calor comienza a invadir
nuestros cuerpos y siento la necesidad de estar más pegada a él, el sonido de
mi móvil nos interrumpe. A regañadientes me separo.
-Apágalo.-Ordena Justin tirando de
mi labio inferior.
-No.-Sonrío bajando de la
mesa.-Además, no puedes hacer esfuerzos, tienes una herida curándose.
-Cierto.-Chasquea la lengua.
Corro antes de que el teléfono se
apague, pues ya llevaba sonando algo de tiempo. Cuando lo cojo veo que es
número oculto pero aun así pulso el botón verde para atender a la llamada.
-Hola, por fin tengo el gusto de
hablar contigo.-Dice una voz grave, masculina.
-No sé quién eres.-Respondo confusa
mirando hacia Justin que viene hacia mí para rodearme con sus brazos por la cintura.
-Yo si se quién eres.-Explica.-Te
daré una pista, mi nombre empieza por A y si le dices a Justin que estoy al teléfono
te mataré antes de que puedas decir dos palabras seguidas.
Frunzo el ceño, mirando hacia todos
los lados. Si esto era una broma de mal gusto no tenía nada de gracia, pero ¿Quién
sabía esto? Solo Justin, Fredo, Scooter, Melanie y los amigos de Biebs y ellos
no serían capaces de hacer esto.
-Ahora, te apartarás de tu novio e
irás a algún sitio para que nadie nos oiga.-Ordena.
Mierda. Eso significaba que ahora
mismo me estaba viendo, pues otra forma de que supiera que Justin estaba a mi
lado era completamente imposible. Bien. Miro a novio de reojo intentando zafarme de su agarre, muerde el lóbulo
de mi oreja y le murmuro un “ahora vengo” para que me dije ir. Asiente enfadado
con la cabeza mientras camino para encerrarme en el aseo.
-Muy bien.-Dice.
-Sólo dime que quieres de mi.-Le
pido evitando que la voz se me quiebre debido a las lágrimas que amenazan con
salir de un momento a otro.
Miro mi cara en el espejo, estoy
completamente pálida a excepción de mis rosados e hinchados labios por Justin. Respiro.
-Tus abuelos son realmente simpáticos.-Cuenta
tranquilo y pausadamente.-Pero muy tercos, se negaron a darme información sobre
ti, una pena porque de verdad me agradaban.
-¿Qué?-Exclamo sin creerme la idea
de que ese tipo le hubiera hecho algo a mis abuelos, a los hombres que prácticamente
me habían criado como unos padres.-No, por favor.
Lo oigo reír por el fondo, divirtiéndose
completamente con todo esto. El corazón comienza a subirme por la garganta y
siento unas tremendas ganas de vomitar, pero no
debo creerme lo que este tipo me diga. Podría ser una simple mentira
para tenerme vulnerable.
-Haremos un trato, ¿Qué te parece
preciosa?-Cuestiona.
-¿Cómo sé que no me
mientes?-Pregunto con miedo.
Se escucha un silencio que me
agobia por completo, seguidamente varios golpes como si algo de cayese al suelo
o un impacto contra algo. Luego los gritos ahogados de mi abuela, a mi abuelo
suplicando que no lo hagan. Después de eso silencio. Me tambaleo cayendo de
rodillas al suelo.
-Tienes exactamente setenta y dos
horas para venir a la casa de campo de tus abuelos queridos.-Carcajea.-De lo
contrario los mataré a ellos y ten por seguro que mis hombres se encargarán de
tu novio.
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